9 ene 2011

¿Qué putas es un whoopie pie?

Hoy nos trajeron una batidora grande que compramos en el extranjero, de esas que se miran en los programas de televisión tipo Tía Florita. Bueno, tal vez no es exactamente como esas, pero sí es la versión humilde de esos maquinones.

Por lo demás, nosotros estamos agradecidos y contentos. Por fin nos podemos deshacer de la batidorcita de mano que compramos en Importadora Monge por menos de diez mil colones. Ese aparato venía con cinco velocidades: rápido, rapidísimo, rapidisisísimo, velocidad de la luz y úsela-bajo-su-propio-riesgo. Nos veremos en el infierno maquinita, ya llegó su mamá desde Canadá y ella sí que entiende razones. (Mientras escribo esto, Andrea, mi esposa, me dice que le da un poco de lástima la batidorcita: sea como sea sacó la tarea de los whoopies). Sí claro, lo que sea...

Hace un par de años Andrea descubrió los whoopie pies. Hojeando una edición de The New York Times vio unos ejemplares raros de repostería. A mí me parecieron panes de hamburguesa unidos con un relleno cremoso. Resulta que estaban siendo algo así como una sensación en Estados Unidos y habían salido de la oscuridad de la cocina tradicional de los amish de Pensilvania o de por ahí. Andrea: ¿Verdad que se ven deliciosos?

Yo: ...

Andrea: ¡Mae, yo los veo deliciosos!

Yo: Eh...

Andrea: Aquí puede estar el negocio.

Andrea y yo somos periodistas pero siempre fantaseamos con descubrir un negocio que apuntale las finanzas domésticas (al menos hasta que nuestro subconsciente se canse de agarrarnos de majes y deje de darnos falsos números ganadores de la lotería). El cuento corto es que fuimos más rápidos en hacer una chiquita que en apuntarnos en el negocio de los whoopies.

Julia ya tiene cuatro meses y medio; pero Andrea hizo un whoopie, por primera vez, hace dos. Se veía como dos panes de hamburguesa unidos con un relleno cremoso (estoy hablando del whoopie, no de Julia). La sonrisa desconfiada que me vio cuando me dio el primero de calabaza se volvió una sonrisa sincera de gusto.

Yo: ¡Mae, aquí puede estar el negocio!

Andrea: ¿En serio?

Yo: Total.

Hay que ser francos. Los amish parecen buena gente pero uno no necesariamente los relacionaría con una buena cuchara. De hecho, los whoopies en sí son un engendro: parecen una galleta cremita pero hecha con las tapas de dos muffin. El hecho de que Andrea se hubiera enamorado a primera vista de ellos deja qué desear sobre sus gustos (dato que, cuando menos, mina un poco mi autoestima como esposo).

Sin embargo, la Andrea salió visionaria. El queque no sabía a nada que yo hubiera probado. El pan es suave, dulce y, en este caso, un poco húmedo. Se podía sentir el sabor ahora de canela, enseguida de clavo de olor. El relleno es cremoso y ácido-dulce, muy bueno.

Desde entonces hemos estado horneando pedidos muy pequeños y surtiendo a nuestros pocos clientes fieles. La batidorcita hiperactiva sirvió bien y rápido... dementemente rápido.

Andrea dice que la batidora nueva nos va a ocupar algo así como el diez por ciento de la cocina. Uno ve al aparatote parado ahí, en medio del moledero, entre la tostadora y el coffee maker que usamos todos los días para un desayuno atragantado. Se le ve un poco desubicada, como en el primer día de clases. Nosotros no podemos dejar de pensar que la cosa va en serio. Como decía mi abuela, esperate y verés.


Foto: Alifayre. Prometemos fotos propias en el próximo post.

¿De qué trata este blog?


6 comentarios:

  1. Qué rico... se me antojó! Me gusta el blog. Sls

    ResponderEliminar
  2. Me encantó y quiero whoopie. ¿Cómo se encargan?

    ResponderEliminar
  3. Nada más decinos para cuándo y cuántos querés. La cosa está así. Hacemos de cuatro sabores: banano, fresa, chocolate y calabaza (mejor conocido en mi pueblo como ayote). Cada whoopie cuesta ¢450, excepto los de calabaza, que los vendemos a dos por ¢600.
    Si vos quisieras de dos sabores, el mínimo para ordenar sería una docena, si quisieras de tres sabores, sería de 18 whoopies.
    Ahora bien, si quisieras menos cantidad que una docena no hay tos, lo único es que deberías esperarte a que armemos otra orden para sacar de ahí el número de whoopies que necesitás. Habitualmente horneamos un par de veces por semana. Si querés escribime a dachinchilla@gmail.com y nos ponemos de acuerdo.

    Tuanix.

    ResponderEliminar
  4. Y como se hace para recojerlos? :D yo quiero probar!!!

    ResponderEliminar