13 ene 2011

El posparto es un extraño país

Cuando Darío comenzó a arrullar al edredón sonámbulo, supimos que habíamos entrado a un extraño y nuevo lugar. El postparto de los papás primerizos es el sitio más intenso en el que hayamos estado.
Para comenzar, ese es el lugar donde nace el llamado instinto materno. Diez horas diarias a solas con 65 centímetros de pura dulzura chimuela hace que cualquiera sepa interpretar al nuevo ser. El instinto materno es, sencillamente, kilometraje vivencial con otra persona. Claro que siempre es genial decir "tiene sueño", que te vean con la cara comemierda del escepticismo y que dos minutos después, la bebé duerma como un tronco. Habló la pitoniza.
Lo siguiente es que en este lugar las convenciones sociales se van al carajo. Lo cual solo puede ser bueno. Que lo diga Julia que nos ametralla de peditos todo el día sin perder la cara de póquer.
Mientras se toma café con una amiga y sin cambiar la cara de qué-mae-más-cerdo, uno le huele el trasero a la bebé para para ver si es hora de hacer un cambio de pañal, se va al súper con una vomitada de bufanda y se le tira el teléfono a quien sea ("bebé se despertó, adiós jefe"). A nadie le importa. Y, encima, muchísima gente suspira mientras uno está cambiando un pañal relleno de mostaza.
En el país del postparto, uno espera a la pareja en la puerta, casi en éxtasis, para entregar a bebé y poder hacer pipí con la puerta abierta, gritando arrullos sentado en la taza y de cuarto a cuarto.
Cantar "La maldita primavera" como canción de cuna me hace arrepentirme de no haber atesorado un hit parade para chiquitos con algo más que Insi Winsi araña.
Allí se alegra uno de lo absurdo: "¡Ay qué linda, me jaló el pelo durísimo!" "Ya le vuelve la cara a la gente que no quiere ver, ¡es una tierna!".
Este sitio hizo nacer un nuevo ser en mi esposo: el nuevo inquilino sabe hacer la voz de la ballena, el oso polar, el lagarto y el león que cuelgan del móvil de Julia. Según escucho, el oso polar se cocina del calor en este clima tropical y solo puede pensar en eso. Vieras qué mae más depre.
El postparto es casi siempre un país de tres habitantes, pero la tercera parte de la población debe irse a trabajar (a punta de juete mental: trabajo =comida= igual bebé sana y fuerte). Las otras dos terceras partes se aman y se conocen pero sueñan con ver a más forasteros.
Julia piensa que debe haber luego de las fronteras un gato más lindo que Ani.


Whoopies de chocolate para las amigas de la corte

4 comentarios:

  1. Gracias por los whoopies. Estaban buenísimos, aunque solo probé los de banano. Espero llegar a tiempo para comer uno de chocolate en el próximo pedido :)
    ¿Me pregunto si un whoopie podrá hacer de Ani un ser más sociable? Ese sabor dulce (pero no demasiado) y esa textura suavecita (pero no demasiado) puede quitarle la mala fe a cualquiera!

    Atte.: Una de las amigas de la Corte

    ResponderEliminar
  2. Estimado "nuevo ser" del esposo de Andre: cuando ocupe más historias sobre cambio climático, esta tía postiza con gusto le puede pasar un par. Es más, déjeme buscar una ranita como para "tropicalizar" un poco el asunto. Jajajajaja ;)

    ResponderEliminar
  3. Sally:
    Qué va. Ahí me di cuenta yo que con Ani es falso eso de "All you need is love". Entre más amor, más odioso se pone. Al contrario, funciona bastante bien ignorarlo. Se da cuenta él de que su intimidación no funciona. Esta táctica también sirve con algunos novios malditos. Si alguien tiene uno por ahí, apliquelo y olvidese de regalarle whoopies.
    Andrea

    ResponderEliminar
  4. Eyyy, logré ser seguidora!!! Este no lo había leído, pero totalmente identificada. Me acabo de acordar, hace 5 años, cuando Ema lloraba cada hora y media en las noches, a Manuel sacándole el cólica a la almohada. Y yo furiosa...!!! Definitivamente el postparto de los primerizos es como la dimensión desconocida, el postparto de los segundos es la dimensión conocida... y más fácil! :)

    ResponderEliminar