13 nov 2011

Tres consejos gratuitos

Estas no son respuestas a los principales problemas, pero tal vez valga la pena empezar la reparación del mundo de atrás para adelante.

1. Uno sí suda con una máquina de ejercicios casera, subiéndola por las escaleras un día y bajándola seis meses después

Hablemos del orbitrek. Cuando usted ya esté harto de ver el aparato de ejercicios estacionado en el cuarto –lleno de paños mojados, brasieres y pantalones con los bolsillos por fuera y el menudo en el piso– es hora de dejar de hacer el ridículo y bajar el aparato al patio. Entonces se quedará sin máquina de ejercicios y con la ropa amontonándose en el suelo.

Consejo gratuito: Ahórrese la teleoferta y regálese un perchero.

2. Su tostador puede decir Black and Decker, pero fue hecho por Belcebú.

En la vulgar vida cotidiana, los tostadores son al mundo de los aparatos de “línea blanca” lo que las impresoras son al mundo de la computación. Son aparatos incómodos, estúpidos y caprichosos. Misterios de la ciencia: 1) Una tostada nunca sale perfecta al primer intento; 2) dos panes que son tostados en distintos momentos pero en iguales condiciones nunca tendrán el mismo tueste aunque el experimento se repita 17 veces; 3) los científicos han comprobado que un tostador empieza a fallar (aun más) la noche anterior a que venza la garantía, lo malo es que al día siguiente usted tendrá restricción vehicular.

Usted está condenado a terminar los desayunos del resto de su vida saliendo apurado de casa habiéndose tragado un pan demasiado crudo o demasiado negro. ¿Un pan perfecto? Mejor pruebe con la lotería.

Consejo gratuito: Resígnese. Honre a sus ancestros y empiece a desayunar tortillas.

3. No hay vuelta de hoja: si usted tiene bebé en casa, usted tocará caca

La dieta de Julia se reducía a frutas y verduras hace unos meses. Era el hermoso período en el que uno podía encestar unas bolitas negras y apretadas desde el pañal hasta la taza del escusado en un solo movimiento, nítido, como jugador de la NBA lanzando un tiro libre. Incluso el pañal quedaba blanco. Sin embargo, las cosas se vuelven pegajosas cuando uno mete carne en la ecuación y, más aún, cuando llega el huevo, los frijoles y el queso crema. La preciosa biología de mi hija publica cosas horrorosas.

Si usted no es muy quisquilloso y no tiene cuidado al cambiar a un bebé, es posible que se unte de mierda. Si usted es cuidadoso, también, pero da más cólera. ¿Recuerda cuando arqueó porque majó caca de perro? Déjeme decirle, con todo respeto, que usted es un principiante.

Ahora bien, si usted tiene un bebé y no le ha tocado llenarse de caca es porque probablemente en el hospital no le dieron un bebé sino un muñeco Paco. También cabe la posibilidad de que sea su pareja quien cambia los pañales.

Consejo gratuito: No sea cabrón y llénese las manos de mierda. Túrnese con su pareja. No es como si fuera lava volcánica, en serio, se lava con jabón.