4 feb 2011

La noticia de un embarazo

Me he hecho tantas pruebas de embarazo que casi las tenía en stock en la casa. Era un hábito como lavarme los dientes o ponerme desodorante: al final del mes, compraba una varita para orinarla.
En ese momento no sabía lo difícil y lo fácil que puede ser embarazarse. "Difícil" porque nunca nos jalamos torta a pesar de nuestros olvidos múltiples y a veces prolongados de las pastillas anticonceptivas. Fácil porque una vez que desterramos las pastillas, bodoquita (ahora más conocida como Julia) se instaló muy rápida y efectivamente en mi vientre.
He visto miles de veces la rayita fusia, solitaria. Y nunca importó lo malo del momento, lo inoportuno que hubiera sido un embarazo, siempre me sentí decepcionada con la rayita única.
El día que vería un resultado positivo en la prueba, estaba tan optimista que, luego de la farmacia, fui a comprar vino espumante falso, del que no tiene alcohol. Ese día pensé que tal vez esa era la primera vez en mi vida que tenía posibilidades reales de estar embarazada.
Mi esposo, Darío, siempre ha sido mi compañero en este deporte extraño de hacerme pruebas. Por alguna razón, nunca trató de detenerme.
-Estoy mareada, seguro estoy embarazada.
-¿Te querés hacer una prueba?
-Mejor, ¿verdad?
-Si vas a estar más tranquila...
Darío ha tenido razones de sobra para sentirse asustado en nuestra relación. Cuando teníamos solo seis meses de estar juntos, le dije que quería tener un bebé con él. Debe ser algo súper ancestral y primitivo lo que me indicó que él sería un buen papá para mi cría porque nunca tuve esa sensación con mis parejas anteriores (todas muy respetables, por lo demás, jeje).
La prueba de embarazo casera es pura tortura. Tiene un montón de indicaciones: el tiempo que le debe caer pis, cuánto debe estar horizontal, una retahíla infinita de preguntas y respuestas que les puedo recitar de memoria (no solo por mi PhD en pruebas, sino porque me fascina leer los prospectos, las instrucciones y las cajas de cereal). Lo inadmisible es que no incluya nada (dígase una sopa de letras sobre métodos anticonceptivos, por ejemplo) que uno pueda hacer durante esos tres eternos minutos que se debe esperar para que el resultado sea fiable. Uno solo se puede hacer el despistado y pensar cada nanosegundo en la varita meada.
Hacerme la prueba y ver las dos rayitas paralelas, al fin juntas y gemelas, me hizo autoabrazarme y llorar un poquito en el baño celeste de la casa que nos alquilaba don Rubén. Queriendo tener una historia que contar (ya ven, lo terminé haciendo), metí la varita (sí, con la tapa) en la refri y le dije a Darío, cuando llegó, que me pasara algo de comer.
Darío no la vio. Cuando se la señalé me dijo todo extrañado: ¿Por qué pusiste eso ahí? (Ya sé, pésima idea...)
-Mi amor, ¿no ves?, estoy embarazada.



Foto de Claire Ptak. Hicimos sus whoopies de chocolate y son deliciosos. El relleno es el cielo pero hay que comérselo casi de inmediato, o muta.

8 comentarios:

  1. que linda historia.... y me llega ese whoopie que parece que está sonriendo :D

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  2. Mi experiencia con las varitas es opuesta a la tuya. La rayita solitaria solo la vi una vez. Las rayitas gemelas también me han hecho llorar, pero por otras razones. Son una tortura estas pruebas y tener lo que una no sabe muy bien si quiere tener.

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  3. Sí, entiendo, me pongo a pensar en rayitas gemelas en este momento y me espanto. Durante mis primeros meses de embarazo entré en un momento de mucha angustia. Todo el mundo habla del bebé y uno, ni lo ve, ni lo siente. Me puse a pensar que eso fue en el caso de una bebé que planeamos y deseamos. No puedo imaginar cómo procesa una persona que no se lo espera, un embarazo. A mí los nueve meses apenas me dieron tiempo para hacerme la idea de que sería mamá.

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  4. A mí me da la idea de que el whoopie saca la lengua.

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  5. Da algo de miedo preguntar..en que muta el whoopie?

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  6. Me acabo de inscribir como seguidor(en un sentido mas como fanatico de la buena prosa de lo cotidiano, y en busca de eso que en algun momento del camino deje botado no se donde, de como escribir) y me siento como metido en la pelicula July&Julia, la que ha sido mi mas cercana experiencia con un blog, he de reconocer con gran verguenza en esta era de revolucion de la comunicacion digital (dira mas de un profesor de Estudios Sociales en unos annitos).

    De cualquier forma, tanto como hablar contigo en persona, he disfrutado mucho lo que he leido... Reconozco tu picor al redactar, tanto como si te estuviera escuchando contarme el cuento sin verte, y ahora entiendo mas que era el el indicado.

    Un abrazo a los tres.... Mini

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  7. Mario: Fijate que el relleno se desinfla si no se come inmediatamente pero para hacerlo más interesante, digamos que muta en cupcake, jeje.
    Alvaro: Sos un lindo. Gracias por estar aquí.

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  8. Me encanta este blog. Se ha convertido en el único del que leo TODOS los post y hasta espero a que aparezcan. Y cuando vaya a Costa Rica, por favor, por favor, por favor, quiero una orden de bloody whoppies de banano!!!! (¿están en el menú?)

    Andre, me parece super lindo como metiste la prueba en la refri. Me hizo pensar (aunque no tiene nada que ver) en que casi siempre son las mujeres quienes le dicen a los maes que están embarazadas, lo que es bastante obvio, claro. En mi caso -y el de mis hermanas- fue diferente. Como papi era doctor, las tres veces (y otras más en las que mami orinó en un tarrito y la cosa duraba bastante más de tres minutos, qué angustia) él se llevó el pis al laboratorio y le llegó a mami con la noticia. "Mona, ¡estás embarazada!".

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